¡El acemilero!

Humilde acemilero Legionario, nuestro sostén y acomodo.

¡Comida, agua y lecho, tú los traes!

¡Eres el que más necesitamos y con quien menos hablamos!

Discúlpanos, tu sino es sufrir.

¡Eres el perfecto Legionario!

La labor de estos Legionarios es abnegada y heroica, ya que el aprovisionamiento de agua y municiones a las posiciones era tarea mortal, y fue corriente el que un litro de agua en primera línea lo fuese al precio de varios litros de sangre Legionaria.

Su labor fue doblemente gloriosa, pues tenía que luchar contra los moros y contra los resabiados y traicioneros mulos.

¡Permíta Dios que te mueras y nazcas acemilero! Esa es la maldición del acemilero al mulo, desagradecido, arisco y de malas intenciones.

El heroísmo del acemilero es oscuro, al morir sin que nadie se enterase.

Los poetas jamás cantaron sus hazañas, sólo la de los Legionarios que murieron en el combate. 

José Millán-Astray y Terreros.

 

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